Editorial.- Voz edición 2535
Las liberaciones del soldado profesional Josué Daniel Calvo y el sargento Pablo Emilio Moncayo, así como la entrega de los restos mortales del teniente coronel Julián Ernesto Guevara, cuya autenticidad fue certificada con rigor científico por el Instituto de Medicina Legal, tuvieron un gran impacto en el país y en el exterior, sobre todo porque ahora hay más confianza hacia las soluciones pacíficas, humanitarias, democráticas y negociadas, incluyendo lo más inmediato que es el intercambio humanitario, que podría ser la antesala a los diálogos de paz.
Sólo las mentes más retrógradas y oscurantistas se oponen al intercambio humanitario y a la salida política negociada, como ha quedado en evidencia en los pronunciamientos más recientes de candidatos presidenciales y personalidades del país. Desentonan las declaraciones negativas de Gustavo Petro, que coinciden con las voces más reaccionarias, como las de la ultraderecha, el cardenal Pedro Rubiano, los ganaderos, latifundistas, paramilitares y altos mandos militares activos y en retiro. Le preocupan a la izquierda esas coincidencias del candidato del PDA con la caverna colombiana.
En los sermones de Semana Santa contrastaron las declaraciones de Rubiano con la importante y constructiva participación de monseñor Leonardo Gómez Serna en las liberaciones como integrante de la misión humanitaria. Según Caracol Radio, “en el “Sermón de las siete palabras”, prelados de la Iglesia, un fraile y el provincial de los jesuitas en Colombia abordaron la hora crítica del país y no vacilaron en advertir que el pecado está en la falsedad, en la injusticia, en la corrupción, en la violencia y en la persecución contra quienes defienden los derechos humanos. Los obispos de Montería, Barranquilla, Villavicencio, Málaga, Soatá, Magangue, el provincial de los jesuitas y un fraile Dominicano, fueron invitados a Caracol Radio y pronunciaron el Sermón(…). Sin medias verdades, con un lenguaje directo desprovisto de ambigüedades, el provincial de los jesuitas en Colombia, Francisco de Roux, demandó el fin de los falsos positivos, atención para los 3 millones de desplazados, a las 5 millones de familias despojadas de sus tierras por la avaricia de empresarios y por la guerra y a los 2 millones de desempleados que buscan la tranquilidad de un empleo. De Roux dijo que Dios tiene sed de paz para las madres de los muchachos que toman las armas en el paramilitarismo, en la guerrilla o en las milicias. Clamó el sacerdote porque pronto Colombia tenga una salida negociada al conflicto y pidió respuestas para quienes buscan a sus desaparecidos en fosas comunes”, según la versión de Caracol Radio.
El tema del intercambio humanitario está en el primer plano del debate nacional. Uribe Vélez y las FARC, cada uno desde su óptica, están en disposición de conversar sobre el tema. Piedad Córdoba inicia una gira por Europa para lograr que la Unión Europea y Suiza influyan con mayor decisión en el desenlace humanitario en Colombia. Varios de los recién liberados por las gestiones de “Colombianos por la Paz” están convocando a una marcha mundial por el intercambio y la paz. Son algunas de las iniciativas que demuestran que después de las liberaciones unilaterales, ahora le toca el turno al canje humanitario para que queden en libertad todas las personas que están en injusto cautiverio por razones del conflicto. Tanto los combatientes del Estado que se pudren en la selva; como los guerrilleros, vulnerados en sus derechos humanos, en las mazmorras del régimen.
No existe punto intermedio. Lo importante es la negociación. Cada una de las partes debe destapar con claridad sus exigencias en la mesa de negociación, pero no se puede pretender antes de que esta comience plantear condiciones porque suenan a obstáculos, a inamovibles, que no dejan arrancar el proceso humanitario. Europa debe dejar la retórica y definirse por ayudar sin dilaciones ni absurdas legitimidades que no existen, que aprendan de los sermones de los voceros de la Iglesia Católica; para las partes se impone la voluntad. Colombia espera su grandeza.
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